(Crítica) Catherine Anderson - La canción de Annie

Catherine Anderson - La canción de Annie

Alex Montgomery se queda horrorizado al descubrir que su hermano ha forzado a una muchacha indefensa.

Atormentado por la culpa, Alex se casa con ella y pretende criar al hijo que lleva en su vientre.
Al poco tiempo de la boda, Alex descubre que Annie Trimble, la hija «boba» de un juez local, no sufre ninguna discapacidad mental, sino que padece sordera.

Mientras Alex aprende a comunicarse con Annie, despierta una parte inexplorada de la muchacha y le descubre el mundo del amor.

No es sencillo hacer reseñas de libros en dos casos: cuando el libro es muy malo o cuando es muy bueno y me encuentro en el segundo caso.

Con este libro he tenido momentos en lo que me he reído y emocionado como una cría, porque lloré y eso no es sencillo de lograr para una lectora que ha visto de todo como es mi caso.

Lo primero que debo definir son los protagonistas que me han enamorado hasta el punto que no los puedo concebir por separado. Annie es una chica incomprendida que ha vivido toda su vida con el estigma de ser la niña tonta del pueblo cuya existencia debe ser oculta para evitar que sus padres se avergüencen de ella. Sin embargo es una chica lista y dulce con mucho amor para dar, pero que nadie ve porque están más interesados en sus propias vidas, por lo que su vida es vacía e insípida, aun así para ella en el mundo no hay maldad, por eso no entiende por qué le hacen daño.

Alex en tanto es un héroe en toda regla, un hombre justo que no le teme al amor, pero que al ser infértil teme entablar una relación seria y busca desahogo esporádicamente sin dar paso al compromiso, pero con Annie todo es diferente. Siente que es su responsabilidad cuidarla y darle al hijo de su hermano el amor que este no le dará, juntos formarán una familia, aunque sabe que es difícil dado que tiene una herida de su pasado muy profunda que lo atormenta y lo hace ser muy protector con su hermano, pero no podrá perdonar el daño que le ha infringido a Annie, lo que lo llevará a sufrir bastante.

Si vemos cómo empieza esta historia pensaremos fríamente que es muy duro y lo es, que no se dude. Es más el caso de las violaciones no dejan indiferente a nadie. Chocan y a muchos lectores de corazón sensible le quitan las ganas de leer, incluso yo podría entrar en ese grupo, pero con la prolija narración de Catherine Anderson sólo he pensado en seguir y he dejado el detalle como lo que es, algo necesario, y no como un acto grotesco y condenable que me arruine la lectura.

Los protagonistas se conocen en circunstancias poco favorables, pero van poco a poco entablando una relación de unión y cariño que conmueve. Alex demuestra paciencia y mucha dedicación a su esposa, además de enamorarla con detalles y no forzándola. Todo entre ellos se da de manera natural y rayando en la inocencia, porque Annie sigue siendo una chica muy pura y nada familiarizada con las relaciones de pareja.

Por otro lado si bien entablan una relación pasional no es tórrido, sino lo cotidiano en un matrimonio joven que se ama y se desea, la profundidad de sus sentimientos es conmovedora, tanto Alex con Annie, como también con el niño que él adopta como suyo y ama por sobre todas las cosas. Sin embargo el amor es mucho más que estar con una persona y convivir con ella. Implica un compromiso más profundo y Alex demuestra que su amor no es egoísta cuando deja ir a lo que más ama para que Annie sea feliz aun cuando signifique perderla para siempre.

Sin duda es una historia que me ha enamorado y no podré olvidar nunca. Me ha hecho llorar y sufrir como pocas. Lo que lamento es que esta autora tenga tan pocos libros en español, porque es sin duda de lo mejor que he leído.

Y lo más probable es que no le haga justicia esta reseña, pero es sin duda uno de esos libros que hay que leer. No hay palabras para definir un libro como este, porque hermoso se queda corto.

Del 1 al 10 tiene un 10 sin duda.

Altamente recomendable.