(Crítica) Luna González - Rescátame y te llevaré conmigo

Luna González - Rescátame y te llevaré conmigo

A Daniel le apasiona volar y Natalia necesita correr.

Un hombre sereno y sensato y una mujer espontánea y creativa.

Una profesión marcada por la disciplina y otra llena de imaginación.

Un mundo de conflicto y otro de diversión.

Daniel un experto en los encuentros con el género femenino y ella una especialista en huir de los hombres.

Lo que ellos no saben es que cuando amanece un nuevo día, el cielo que hace feliz a Daniel y el mar con el color de los ojos de Natalia se pueden encontrar en el horizonte.


A veces creo que soy de ese público exigente, incómodo y desagradable que ningún autor nobel le gusta encontrarse. Otras veces pienso que la culpa no es mía, sino de las editoriales que publican por nombre y no por calidad de las novelas.

Si tengo que calificar este libro sería un chic-lit suavecito que no deja buena ni mala impresión, es de esos libros que cierras y los olvidas, porque sin importar la cantidad grotesca de personajes que tiene ninguno es capaz de llegar al corazón.

Daniel es un hombre estructurado y aburrido, pero que moja bragas porque puede. En un principio me gustó su estilo… hasta que se enreda con Greta, un ligue fijo, pensando en Natalia, con tres orgasmos a la cuenta (esa parte racional mía dice que es posible, porque es fisiológico, hasta un monje puede excitarse con un roce, pero esto era romance y mi parte romántica dice: macho, así estás destinado a caer con cualquier par de piernas, total tú piensas que es tu amada y ya está), de ahí en más quise borrar la imagen de hombre de las cavernas y lo logré, pero cambió para peor. Su evolución consistió en volverse un osito de goma dulce, que es tan considerado como para cortar con Greta, pero no contarle a Natalia de ese encuentro y desatar el caos. No es un detallito menor si consideramos que es una amante de años, pero supongo que la autora quería ponerle emoción a la historia.

Natalia es una mujer insegura y, como no puede ser de otra forma, tiene un pasado tan trágico que no confía en nadie y se lo pone difícil. No la culpo, yo a Daniel le hubiese dado la patada a la primera mentira y de no hacerlo ahí lo hago cuando le dice que era primera vez que se acostaba con una mujer pensando en otra, porque ella se emocionó, yo atiné a reír ante tanto derroche de romanticismo. Pero ella tiene un grado de sometimiento que contrasta con la mujer independiente y vivaz que pregona ser. Supongo que por ese motivo sigue ahí, diciendo que no quiere nada con él, pero a la espera que él le dé una señal. Señal que llega, porque es romántica y no puede ser de otra forma.

Con respecto a la relación misma, usa el tópico de siempre de los polos opuestos y la obvia atracción de estos. Personalmente me da sensación que este tipo de relaciones no son de larga data, por un tema de compatibilidad, pero es una temática que funciona. Ahora sí me pareció que se enamoran muy rápido y que todo pasa en cosa de semanas. Esperaba otra cosa, tal vez por la sinopsis que me dio la idea de una novela tierna de amor a la antigua, más lenta y de descubrimiento, pero me llevé una decepción enorme.

A la novela le sobran hojas porque la cosa era tan sencilla como darse un polvo de reconciliación y ya. Eso era lo que los dos querían… y yo también, porque esperaba darle un rápido final.

Otra cosa, la portada es poco atractiva. Yo no sé de diseño, pero es muy blanca y sosa, por lo general esta editorial se arriesga más con sus portadas, pero en esta se cayeron feo.